El cielo estaba gris pero pronto sería cuando llegaría el
primer cohete para teñirlo de color, el color de los sombreros y las bandas y
de todos aquellos que acompañaban a ambas mayordomías, pronto se podría ver el
colorido por las calles de nuestro pueblo.
Niños que portan sus bandas, niñas
vestías de antiguo y ver sus caras de felicidad cuando es un lanzaor o una
jamuguera los que se les acercan a ofrecerle el dulce, o cuando son los
pequeños los que lanzan y bailan en las plazas del pueblo.
El miércoles y
jueves del dulce, donde se despide a la vieja mayordomía y da comienzo la
nueva, pero ambos están contentos y alegres de que sea un día más o el primero
para lucirse delante de todos acompañados del vino dulce, el membrillo o la sidra.
Se recorren las calles ofreciendo el dulce y se aprovecha alguna que otra plaza
para que al son del tamboril y la gaita se echen unos bailes.
Son esos momentos los que esta vez quedan recogidos.
Es un
nuevo billete el que os brindo, el último de esta maravillosa mayordomía.
Espero
que los disfrutéis.